Por sus virtudes, esta planta acompañó al ser humano a lo largo de prácticamente toda su historia. En China se hace referencia a su explotación desde hace unos ocho mil años. En España se cultivó durante varios siglos seguidos con reconocimiento oficial especial, servía para la confección de vestidos, velas navales y piezas de barcos, cordajes, papel… Las velas de Cristóbal Colón, la bandera estadounidense y los papeles con que se declaró su independencia fueron confeccionados con fibra de cáñamo.
En España, el municipio de Callosa de Segura, al sur de la Comunidad Valenciana, ha estado históricamente vinculado al cultivo y manufactura del cáñamo, si bien, desde hace varias décadas, su fibra ha sido sustituida por la fibra sintética en la industria de las cuerdas, cabos y redes, por lo que el conjunto de las empresas locales constituye la mayor productora mundial del sector. No obstante, los oficios artesanales del cáñamo se mantienen testimonialmente como un elemento de su patrimonio cultural a través del Museo del Cáñamo y la asociación Escuela de los Trabajos Artesanales del Cáñamo.1
La variopinta utilidad del cáñamo y su calidad le valió en algunas épocas la consideración de planta sagrada que potencia la evolución del humano.
Desde el siglo V a. C. hasta finales del siglo XIX el 90 % de las cuerdas y velas para navegación y muchas redes de pesca se hacían con cáñamo. Hoy sigue siendo muy utilizado en muchas embarcaciones por su gran resistencia a la humedad y a las variaciones climáticas.
La disminución de su cultivo en los países industrializados comenzó a raíz de una confusa política de prohibición de la marihuana, que afectó directamente al cáñamo, en los años 1930.
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